Tuvieron que pasar muchos siglos para que el trabajo autónomo o la consultoría fueran reconocidos como fuente de ingresos, especialmente en una ciudad como Bogotá, donde la población se enfrenta a una tasa de oferta laboral formal muy baja.
En este sentido, el manejo propio del tiempo del trabajador independiente (Freelance), quien realiza tareas de manera autónoma para terceros en diferentes campos comerciales y la baja inversión que se requiere en la ejecución de las labores, son los factores sobre los cuales se apoya esta estructura laboral.
Así dicho, los expertos en la capital mencionan, que es muy frecuente encontrar desarrollando este tipo de trabajos a profesionales de diseño grafico, publicidad, comunicación, periodismo, psicología, medicina, mercadeo y contaduría entre otros.
Por ejemplo, este tipo de comunicador y/o periodista freelance, es aquel al que se conoce como reportero local, quien debe acreditar un perfil polifacético que se basa en el buen manejo del tiempo, minimizar los gastos de transporte, aprovechar los espacios propios, trabajar para varios contratantes, pagar de su pecunio la solidaridad social, tener conocimientos en temas legales en el área laboral, comercial, y marketing, y planear lo mejor posible su actividad y su agenda.
Para este operario, la relación comercial no se alcanza a constituir en un contrato de trabajo, porque tanto el contratista como el contratante tienen obligaciones y derechos específicos, y ambas partes deben prestar y recibir el servicio, los honorarios y las facilidades para realizar la actividad acordada.
En resumen, este es el trabajo 3.0, que viene en ascenso, pues apoya a las empresas en la reducción de los costos de mantenimiento de las instalaciones locativas, funcionales y de planta, porque se dan unas políticas de trabajo flexible, de allí que sean los que más opciones de trabajo generen.
Maria José Correa