Si no los tienes en tu empleo, después de leer este artículo tendrás más razones para pedirlos y disfrutarlos.

Aunque no estamos hablando de lo que sucede “after office” o cualquier significado erróneo que acarrear, los viernes casuales, son ese día de la semana en donde se dejan los trajes junto con los vestidos, para utilizar pantalones y tenis.

Con un referente histórico que data en Estados Unidos a finales de los 50s, este día se concibio como incentivo para los empleados.

En la actualidad, son muchas las empresas que de a poco se han ido sumando a esta tendencia, de permitirle a sus trabajadores vestir un poco menos rígidos, sin perder claro, la seriedad y compostura que el trabajo exige.

Lo creas o no los viernes casuales sirven para mejorar el ánimo de las personas, ya que además de ser la mejor manera de cerrar la semana, es en este día donde cada uno de los trabajadores puede sentirse más cómodo haciendo su labor.

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Es bueno un poco pero no tanto

Como lo dijimos renglones arriba, si se adopta esta dinámica, lo mejor es optar por un estilo fresco, que haga honor a su nombre “casual”. Es así que bajo toda consideración quedan por fuera las faldas demasiado cortas, o los jeans lavados con agujeros.

Así mismo no hay espacio para las blusas tipo top, camisetas sin mangas, ropa para practicar ejercicio, shorts y cualquier otra prenda que se salga completamente del espíritu formal-informal que el contexto brinda.

Por esta razón aprovechar los viernes casuales no debe ser una excusa para vestirnos como queramos, porque aunque a todos nos encararía creer que las apariencias no importan y debemos ser evaluados por nuestro rendimiento, para las empresas importan estos dos factores.

Así es como debes aprovechar este día, mientras incorporan hábitos saludables que te ayuden, ¿por qué no llegar al trabajo en bicicleta? O ¿caminar un poco antes de la parada de bus?

Como en la mayoría de situaciones todo depende como se aproveche la oportunidad.