Antes de la era digital la gente tenia la cortesía de enviar cartas de agradecimiento a quienes les brindaban ayuda o los tenían en cuenta para cualquier proyecto. Este tipo de protocolo aun no se ha extinto, lo que ocurre es que ha evolucionado con los tiempos y ahora sus parámetros se alinean más con aquellos de estos días.
Es así como hemos pasado de manuscritos firmados a correos electrónicos indicando nuestro agradecimiento, los cuales sobretodo son usados tras un proceso de selección, cuya función principal es hacernos resaltar en la mente del entrevistador a la hora de tomar su decisión.
De esta manera lo que estamos haciendo es vender una imagen de elegante, detallista, motivado e interesado en el puesto de trabajo. Es por ello que no podemos tratar este documento como una simple formalidad, pues nos da la oportunidad de ampliar información y de mejorar nuestra relación con quien posiblemente sea nuestro próximo empleador.
Actualmente existen dos formas principales de proceder con un correo electrónico de agradecimiento. La primera de ellas incluye construir el cuerpo de nuestra carta dentro del mensaje del correo, esto le da una mayor visibilidad y asegura que sea leído por nuestro empleador.
Por su parte también podemos realizar algo más personalizado con un manuscrito escaneado o una carta adjunta al correo. Esta opción sirve para que nuestro empleador pueda colocar esta copia junto a nuestro currículum de manera que sirva como otro soporte a nuestras aspiraciones laborales.
Una vez nos hemos decidido por el formato debemos pensar que va a incluir nuestra carta, alejándose de los clichés pero a la vez teniendo una estructura identificable que incluya todos los elementos necesarios.
Cosas como un saludo respetuoso, agradecimientos, aclaración de dudas, mostrar nuestra disponibilidad e interés son esenciales a la hora de enviarlo, pues lo que intentamos es facilitarle la vida a los entrevistadores, por lo tanto necesitamos entregarle toda la información pertinente de una manera agradable.
También debemos incluir datos sensibles para que nos puedan ubicar, nuestro nombre completo y el día en el que asistimos a la entrevista y el puesto al que optamos, pues recordemos no somos el único candidato que estará enviando este tipo de misivas.
Una vez determinamos todos estos elementos y ponemos manos a la obra en nuestro manuscrito debemos enviarlo al poco tiempo de haber estado en el proceso de selección, puesto que si dejamos pasar mucho puede que se vea como un acto de desespero, lo cual nos resta puntos ante quien fue nuestro entrevistador.