Tener una buena relación con tu jefe es primordial para generar un buen ambiente laboral. Al cruzar la barrera de lo profesional y pasar a una amistad o peor aún una relación con niveles de confianza más altos, se cae en el error de arruinar el trabajo en diferentes aspectos:

Discordias con compañeros:

Ya sea por ser tildado de adulador o por tener que ponerse del lado de su jefe en determinadas situaciones que lo dejarán mal parado ante sus compañeros, en todo caso la amistad de un miembro del equipo con el jefe siempre dará de que hablar y casi nunca será en aspectos positivos.

Falta de motivación:

El tener a su jefe de su lado puede volverlo lento o incluso quitarle la motivación para trabajar y esforzarse. Se puede cometer el erro de pensar que como un superior es su «amigo» le perdonará la falta de rendimiento a nivel laboral.

Más vulnerable:

El ser cercano a una persona le quita la posibilidad de decir «no» sin remordimientos. Si tiene una relación muy cercana con su supervisor, es probable que sienta que debe acceder a todo lo que este le pida para mantenerla.

Espera del jefe lo que no puede dar:

En nuestro imaginario, un buen amigo nos ayuda y quiere que estemos bien, es por ello que se puede confundir esta amistad con un superior, con la obligación implicita de que este nos ayude sin razón a obtener aumentos, ascensos y otros beneficios dentro de la empresa.

Las relaciones laborales son como cualquier otra relación y se desarrollarán de acuerdo a nuestras habilidades y costumbres a nivel social: el dialogo, la forma en que solucionamos problemas y cómo nos dirigimos hacia otros. Es importante definir una línea en la que se trate al otro con respeto y amabilidad, mientras que a la vez, se comparten las amplias horas que tiene la rutina laboral.