A todos nos encantaría un aumento de salario regularmente, pero para lograrlo hay que tener algo de tacto, pues solicitar que valoren más tu trabajo cuando ya está bien remunerado puede ser difícil.
Aunque no es una tarea imposible, pedir un aumento de sueldo puede terminar muy mal, sobretodo si lo haces así:
Amenazar con irse
“O me suben el sueldo o me voy” es una de las peores tácticas, pues a menos que seas alguien verdaderamente indispensable (el genio detrás de una investigación científica) es muy probable que te manden a recoger tus cosas antes de subirte siquiera 1 centavo el sueldo.
No es aconsejable poner a nuestros empleadores entre la espada y la pared con esta decisión, pues quienes saldrán perdiendo somos normalmente nosotros.
Comparar la empresa con otras
No todas las empresas son iguales por eso comparar salarios con los de la competencia puede ser molesto, sobretodo porque indica que ya hemos averiguado salarios en otros lugares, lo que significa que hemos pensado en irnos.
Recién al llegar de vacaciones
Un momento poco acertado para pedir un aumento de salario es después de tomar tus vacaciones, puesto que la empresa se ha acostumbrado a que no estés y ha normalizado funciones. Es allí donde los jefes pueden darse cuenta que un empleado mas o menos no hace tanta diferencia (aunque tu que estas en el trajín del día a día sepas que si).
Compararse con otros empleados o el jefe
No saques a relucir el salario de tus compañeros a la hora de negociar, valora tu trabajo por ti mismo pues cada persona es totalmente diferente.
Después de que han despedido a alguien
El hecho que ahora no tengan que pagarle a alguien más no implica que tengan dinero extra para que te den un aumento, este es el equivalente laboral de ser un ave carroñera.
Causar lastima
Lo que te pagan no es una limosna sino una remuneración por tu trabajo, así que dar lástima no es una gran manera de conseguir que tu salario aumente.