La jornada de 8 horas es ya una tradición extendida en las empresas, pero esta no se adapta a las necesidades de la vida moderna y puede resultar menos productiva para los trabajadores.
Históricamente la jornada laboral de 8 horas al día tiene su razón de ser, pues viene de una lucha de poder entre empleados y empleadores dada en la revolución industrial.
El paso hacia la jornada de 8 horas comenzó en la revolución industrial, en la cual los horarios de trabajo eran inhumanos oscilando entre 10 y 16 horas y con una edad promedio de entrada al mundo laboral de 10 años.
Es por estas razones que se orquestó un movimiento que reclamaba por los derechos del trabajador cuya proclama era “8 horas de trabajo, 8 horas de recreación, 8 horas de descanso”.
Esta idea floreció con los años debido a que aumentaba la productividad y con los incentivos adecuados se convertía en una alternativa interesante. Es así como Henry Ford logró con una estrategia de recortes de jornada laboral, sumada a doblar la paga de sus trabajadores y a su modelo de ensamblaje en línea, llevar la productividad de su compañía hasta niveles insospechados.
Pero actualmente es difícil visualizar que este método funcione, pues el trabajo actualmente no se trata acerca de manejar el tiempo sino manejar nuestra energía, pues trabajar horas de más solo produce una pobre calidad de trabajo, agotamiento, estrés y frustración.
Es entonces que lo ideal para llegar a una mayor eficiencia es trabajar en los momentos que somos más productivos. Por lo cual una recomendación que puede ser útil en este caso es planear nuestras tareas más demandantes o difíciles en las horas en las que tenemos una mayor productividad.
Así mismo concentrarse en una sola actividad puede ayudar a tener mejores resultados en nuestra vida laboral, evadir el multitasking puede potenciar nuestra productividad sobretodo en labores dificultosas o largas que requieren estar enfocado.
De la misma manera debemos entender que nuestro cerebro solo puede concentrarse durante periodos limitados, los cuales oscilan entre los 90 y los 120 minutos, por lo cual debemos tomar un pequeño descanso de dispersión cada 2 horas máximo para poder retomar labores en nuestro empleo.