Historias de horror de trabajadores

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Trabajar en ventas puede ser una labor a medio tiempo que nos ayude a palear los costos de estudio, o un trabajo bien remunerado a tiempo completo si este es el campo donde mejor nos desempeñamos.

Pero también los trabajos en ventas a veces ofrecen espacio para que se escuchen este tipo de historias de horror de trabajadores y vendedores:

Sin identificación= sin servicio

Trabajo en una tienda 24 horas es en si un trabajo muy tranquilo. Esta vez me encontraba en el turno nocturno y no había clientes a eso de la 1 a.m entra un joven que me pide varias cajetillas de cigarrillos.

Esto no habría pasado a mayores pero como se veía tan joven debía pedirle su cédula, pues es una política estricta de la cadena de tiendas y hago lo más posible para no ganarme una amonestación.

Apenas pido ver su identificación este joven me dice que “no”, a lo cual le digo “necesito verla para poder registrar en el sistema los cigarrillos, lo siento es una política de la tienda”.
Este joven sigue en la negativa y le digo que si es así no puedo registrar la venta ni venderle ese producto, a lo cual me responde “¡use su cédula, póngala en el sistema, pero véndame eso ya!”.

Le digo que no puedo hacer algo así ya que me podrían amonestar y entonces se va, pero vuelve a los 40 segundos y en un ataque de rabia tumba al piso dos góndolas de productos. Tras ello este sujeto lanza una patada al mostrador principal que quiebra el vidrio.

Salio huyendo tras eso y lo único que pude alcanzar a hacer en mi reacción fue llamar a la policía. Terminé la noche registrando el incidente y recogiendo paquetes y latas de las góndolas que había derribado.

Una carne fina a la basura

Trabajo en un supermercado especializado en carnes, allí los clientes escogen lo que quieren de los congeladores y lo pagan al final en las cajas. El lugar está muy bien refrigerado y cada carne tiene su temperatura específica para lograr la mejor conservación.

Muchos de nuestros clientes son representantes de restaurantes y similares, aunque algunas personas también vienen a comprar regularmente. Es por esta razón que aunque vendemos cortes pequeños también ofrecemos cortes de carne casi que enteros.

Así que un día llega una mujer y nos pregunta sobre los buenos cortes de carne y cuales de estos son los más finos para una cena. Le hablamos sobre algunos buenos trozos pero ella ve uno de gran tamaño (casi 10 kilos) en una de las neveras y lo coloca en su carro de compras.

Horas mas tarde uno de mis compañeros se da cuenta que la mujer decidió no comprar el corte de carne, pero en lugar de pedirle ayuda a uno de los trabajadores para que se volviera a colocar en su lugar decidió que ella misma lo pondría al fondo de uno de los congeladores.

Allí es cuando tengo que hacer la corrección sobre nevera y congelador, pues una nevera mantiene una temperatura constante cercana a cero, que mantiene la carne en buen estado, mientras que un congelador tiene temperaturas muy por debajo solidificando el corte.

Por política del negocio no podemos vender un corte de carne que ha sido recongelado, por lo cual esos 10 kilos de carne de alta calidad terminaron tristemente en la basura y una amonestación a los empleados por no darse cuenta antes.

Con productos en los que se requiere cuidado y delicadeza por favor pedir ayuda a los empleados, pues al hacerlo ustedes mismos solo nos complican la vida.

Unos niños insoportables

Muchas veces ha ocurrido que cuando una mujer o una pareja lleva a sus hijos a la tienda donde trabajo los dejar caminar libremente. Esto no es malo en si, pero en varias ocasiones ellos terminan haciendo daños y destrozos.

En la ocasión que mas recuerdo eran 5 niños, tuvimos que usar a varios guardias de seguridad para atraparlos pues estaban tirando al suelo todo lo que habia en la sección de juguetes y sacando muchos de estos de sus cajas, incluso había varios rotos (esto último lo noté luego de reordenar todo).

El problema ocurrio luego cuando se llamó a la madre por el altavoz, primero demoró casi una hora en acudir y como segundo comenzó a amenazarnos por retener y no quería pagar por los daños a la mercancía. Incluso termino golpeando a uno de los guardias de seguridad mientras decía “Usted no me puede enseñar como ser una madre”.

Al final mi administrador se cansó y vio que si llevaba el problema a instancias judiciales iba a demorar demasiado y con un costo muy alto, por lo que me dijo que muy probablemente que el costo iba a ser para la empresa.

Se llamo a la policía para dirimir el asunto pero al final se desistieron de los cargos. Estas son situaciones molestas, así que lo por favor quien lo lea espero que le ponga atención a sus hijos y los enseñe a comportarse en público.

No solo ladrón, también mentiroso

Un típico día en un almacén de cadena me encuentro con otro de esos jóvenes que están guardando algo dentro de su chaqueta. Me le acerco y lo retengo no sin antes llamar a los guardias de seguridad.

Entre lo que le encuentran escondido en su maleta y chaqueta hay casi 150.000 pesos en mercancía, la mayoría de algunos elementos electrónicos y discos de musica.

Ya en el registro del evento y tras llamar a la policía de infancia y adolescencia para que se hiciera cargo del menor de edad el chico se pone a llorar y me señala a mi diciendo a los guardias de seguridad que yo era quien lo había obligado a robar y que el no tenía la culpa de lo que estaba haciendo.

Era la primera vez que yo lo veía pero al parecer vio como única salida inculpar no a otro sino a quien lo había atrapado infraganti. La policía escucho su versión y por su acusación tuve que hacer diligencias judiciales 2 meses para probar mi inocencia.

Aunque mis jefes sabían que nada de ello era cierto pues llevo varios años siendo intachable en mi trabajo esto me dejo un sabor amargo y me di cuenta que solo con la palabra de un mentiroso se puede ir al retrete tu reputación.

Manuel Pinto: