Nunca puedes repetir una primera impresión, reza la sabiduría popular y parece que esa frase fuera exactamente hecha para quienes se presentan a un proceso de selección laboral.
La primera impresión es la que más cuenta, pues es la primera vez que un empleador posa sus ojos sobre el candidato y comienza a determinar si este prospecto de empleado cumple con sus expectativas e incluso puede llegar a tener más ponderancia en la decisión que el currículum.
Debemos tomar este momento muy en serio, ya que estudios de 2009 realizados por el sitio web TheLadder indican que un 37% de los directores de área dijeron que la ropa es un factor que puede eliminar a un candidato de una selección laboral, mientras que un 67% dijo que entre dos candidatos similares en currículum el punto de desempate es la presentación personal.
Es por ello que nos vemos en la necesidad de señalar cuales son los completos “NO” al vestirse para una entrevista laboral. El primero de ellos es el color que usamos, aquí se sugiere que saquemos de nuestra mente los tonos llamativos de nuestra cabeza y vayamos con algo más conservador como azules, blancos, negros y cafés.
Normalmente se busca que los hombres lleven un traje, preferiblemente a la medida, zapatos lustrosos, camisa reluciente y olor agradable, elementos como estos demuestran cuidado en los detalles.
Aunque la regla de la vestimenta puede ser algo flexible en cuanto a que depende de la región donde estemos, la temporada y el sector de la empresa donde nos estemos presentando.
De la misma manera hay ciertas normas básicas que debemos tener en mente, pues cerca de un 50% de los empleadores son reacios a contratar a un hombre si este no usa corbata o chaqueta formal y el porcentaje escala hasta 70% si estos candidatos llegan en jeans o chaqueta de cuero.
Lo mismo va para las mujeres pero esta advertencia se centra sobre la joyería demasiado notoria.
Otro consejo útil en este caso es jugar seguro acerca de los adornos faciales, tatuajes y demás. A menos que estemos muy confiados de nuestras habilidades y posibilidades, lo mejor es no dejarlos a la vista y presentarnos en nuestra forma clásica.
No sólo la vestimenta influye en esta primera impresión, el lenguaje corporal dice mucho de nosotros, desde la posición en la que nos sentamos hasta el contacto visual que hagamos genera una sensación en el entrevistador.
Necesitamos tener cuidado con todos estos aspectos si queremos sobresalir positivamente y estar en el “top of minds” de nuestro entrevistador.