Mal hacen aquellas empresas donde las personas deben quedarse hasta altas horas de la noche pues lo único que logran es pagar horas extra sin recibir un trabajo productivo a cambio, pues demasiadas horas no implican demasiado trabajo.

Las compañías deben aprender que la productividad ya no se mide en el tiempo que una persona pase sentado y que esto mientras más se alargue tiende a ser contraproducente pues menor es el rendimiento del trabajador y mayor su desgaste.

Así como vemos, la resistencia de un trabajador va en picada después de una jornada de 6 horas, por lo cual hacer que lleguen hasta altas horas de la noche no beneficia a nadie y solo genera gastos, incordios y un menor aprovechamiento del tiempo.

Así que para la próxima que su jefe quiera hacerles quedar hasta tarde negocien, pues saben que con un descanso adecuado pueden realizar toda la labor de esa jornada extra en mucho menos tiempo.

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